
Viernes 29 de junio, 21,45 hora de Quito: esta vez si salió mi avión rumbo a Rio de Janeiro con escala en Santiago de Chile. Tras mas o menos 7 horas de vuelo, cuando el avión se estaba aproximando al aeropuerto chileno, el piloto nos informó que este último se encontraba cerrado por neblina y nos largaron en el aeropuerto de Mendoza, en Argentina. Ahi estuvimos otras 7 horas, sin saber qué pasaba. Después la gente que viajaba conmigo empezó a volverse un poco loca (usando cánticos del tipo "Queremos volá, olé, olé olá..." o "el que no salta es empleado de Lan..."). Resultado: los empleados de la aerolínea se asustaron (con amenazas de los pasajeros de salir corriendo en patota por la puerta del aeropuerto y perderse en la fria y andina inmensidad mediante) y nos llevaron a Santiago de Chile. Por supuesto, mi vuelo a Rio de Janeiro desde Chile de las 7:30 ya se habia pasado, asi que recien me dieron lugar en uno de las 19:00 que llegó a Rio de Janeiro a la 1:30 de la madrugada (para el domingo), tras haber realizado el siguiente itinerario: Quito, Guayaquil, Mendoza, Santiago de Chile, San Pablo y Rio de Janeiro. Positivo: como tengo el permiso de residencia temporaria Mercosur, no tuve que hacer la fila de los gringos en el aeropuerto (la más larga) y pasé rapidito. Otra historia para contarle a los nietos.
Nota al pie cholula: en el aeropuerto, haciendo la fila para mandar a los de Lan a algún lugar donde las cosas no huelen bien, estaba
Fabiana Cantilo.
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