viernes, 18 de diciembre de 2009

Quién te quita lo bailado

“Porque me duele si me quedo pero me muero si me voy”... la Serenata para la tierra de uno es quizás la mejor forma de expresar lo que siento en este momento. Me voy de Rio de Janeiro, casi 3 años después de haber llegado, aunque parece mucho más. Muchas cosas pasaron, experiencias que nunca pensé que iba a vivirlas en otro lugar que no fuera Argentina: comenzar una relación amorosa, el nacimiento de mi hija, su internación, la vida como mamá a tiempo integral y un poco más... Algunas de esas situaciones, preferiría no haber tenido que atravesarlas. Nadie conseguiría jamás imaginarse cómo pasar todos los días en colectivo por el aterro de Flamengo y ver ese paisaje maravilloso podía causarme tanto dolor y ser parte de una rutina que anhelaba terminase, la de visitar a mi bebe en el hospital, todos los días, por 4 meses y 17 días, con lluvia, sol o viento. Mientras las personas pasaban con sus trajes de baño, sus preocupaciones del día a día, mi familia y yo enfrentábamos situaciones de vida o muerte. No fue fácil. Ahora me siento más vieja, más miedosa, más esperanzada, más sensible, más mamá. No fue fácil estar lejos de la propia lengua, de la familia, de la familiaridad de las cosas. Gran parte de eso fue culpa mia, por no haber sabido “estar” mientras estuve, siempre me senti de pasaje, “temporaria” como aún condena mi permiso de la Policía Federal. Tengo un compañero carioca y una hijita carioca y yo me siento apenas un poquitito carioca. Soy dura, durísima. Y no me gusta ser así. Pero desde que llegué me plantee que esto sería solo transitorio. Que volvería a mi país, a hacer las cosas que hacia antes de irme. Que aprovecharía un poco de la generosidad de la ciudad maravillosa, su gente, su naturaleza, sus costumbres, su música y regresaría a contar mis peripecias como una aventurera. Pero bueno, algo que no esperaba pasó. No esperaba cambiar. Para peor en algunas cosas, para mejor en otras. Pero cambié. Y ahora ya no estoy tan segura de nada. Porque la persona que vino no es la misma que regresa. Y tengo miedo de que lo que encuentre después de tanta añoranza no sea lo que necesito. Y me invaden las preguntas, de esas que no sirven para nada, del tipo “si me hubiera planteado venir a vivir definitivamente me hubiera ido mejor?”, “debería haber hecho esto o aquello?”, “debería haber esperado un poco más antes de venir a Rio de Janeiro?”... esta es la última Navidad que pasamos acá y me da escalofríos. Y tengo miedo de irme y querer volver. En Argentina hay cosas que me gustan, personas que necesito. En Brasil hay cosas que me gustan, personas que necesito. Mi hija ya no va a comer caldinho de feijão ni mamão. No va a ver los morros desde la ventana todas las mañanas o ir a la playa. Lo que sucede con el idioma es bien representativo: hablo mal portugués y ahora también hablo mal castellano. Tanto que me costó llegar a hablar mal portugués y arruinar mi castellano y ahora me voy... Pero tampoco me es posible quedarme. Estoy en un limbo existencial. Ya no se adonde pertenezco, si es que existe tal cosa. Mientras escribo esto, lloro y reconozco que probablemente este exponiendo demasiado mis sentimientos ante personas extrañas. Pero al mismo tiempo, de a ratos, a veces, se asoma una sonrisita cuando recuerdo lo que una amiga me dijo cuando 3 años atrás consultaba su opinión de que yo viniera a vivir a Rio: “Y, andá. Si funciona, te quedás. Si no, quién te quita lo bailado...” Y si, eso no me lo quita nadie nadie.

1 comentario:

sauria es una mutante! dijo...

esa frase podría haber sido mía, tranquilamente ;)

flaca, amiga querida, qué pena me da lo que contas en este post, de todas maneras, si vale la pena decirte, que todas las experiencias por las que transitamos nos sirven para emprender mejores caminos, yo no creo jamás que "lo que no mata te fortalece", porque lo cierto es que uno también pierde fuerzas y adquiere miedos, pero hay que aprender a vivir y sostenerse con otra madurez, y siendo más indulgente con uno mismo, porque en definitiva, todo lo que hacemos es por apostar a la felicidad, aunque a veces las cosas tarden en llegar...

entiendo que tenés miles de miedos, y son razonables, pero también el día a día te irá amoldando a la nueva circunstacia, re-conociendo los lugares y los afectos que ya conocés, y flaca, no te olvides de lo mas importante: siempre tenemos la opcion de ELEGIR! la vida es larga, por suerte, es necesario juntar fuerzas y reponerse de los dolores, pero luego, por suerte, la vida es larga, y siempre podemos elegir! Quién sabe dónde estaremos mañana, hay que imaginarse el mejor de los futuros e ir construyendo el camino, paso a paso!

bueno, unas palabras y muchos muchos muchos muchos buenos deseos y afectos para vos y para la beba!

te quiero mucho amiga!