
Siempre que me atrevo a mencionar timidamente la hipótesis de una cierta rivalidad entre Argentina y Brasil fundamentada en el fútbol y, más específicamente, entre dos de sus grandes estrellas mundiales (saben a quienes me refiero), mis palabras son interrumpidas al grito de "¿Cómo es eso? ¡Los argentinos son nuestros hermanos! ¡Mirá como será que a los argentinos les decimos los hermanitos! ¿Pero cómo decís eso? ¡Qué barbaridad!..." Después de mucho reflexionar acerca de mi terrible y regionalmente desintegrador preconcepto, llegué a una conclusión: los argentinos somos hermanitos de los brasileros. Pero lo que no está consensuado es el orden de nacimiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario