lunes, 21 de mayo de 2007

Debate en la verdulería: banana ecuatoriana versus banana brasilera

El otro día estaba en el supermercado comprando manzanas para hacer la mundialmente famosa torta de manzanas de Silvia, herencia de Filomena, cuando vi estas bananas y recordé la interesante discusión que presencié en la verdulería de mi barrio en Rosario poco tiempo antes de venir a Rio de Janeiro. Todo comenzó cuando la vecina, de unos 40 y pico ella, con aires de neo jogger barrial, le pidió algunas bananas al verdulero. El, pucho a la mitad colgando de la boca, se dirigió al cajón de las procuradas frutas y agarró algunas. "¿Cuántas? ¿Cuatro, cinco?" - preguntó cerrando el ojo izquierdo por la irritación que le provocaba el humo del cigarrillo. "Si, dame cuatro..." - asintió la doña, mientras miraba detenidamente las bananas que su fruit dealer traía en mano. Cuando el verdulero las dejó caer con fuerza sobre la balanza, la vecina puso cara de disconforme. "Pero pará, de esas no: quiero de las brasileras, de las grandotas..." - dijo. "Estas son brasileras" - contestó el. "Las brasileras son chiquitas. Las ecuatorianas son las que son así, graaaandes" - siguió el verdulero, mientras separaba cada vez más sus dos manos, indicando la longitud de la banana centroamericana. "¿Si? No, no, eso sí que no te lo creo..." - porfiaba con cara de pícara la vecina. "Si, de verdad, es así. ¡Eso de la banana brasilera grande es un mito!" - insistía el verdulero, que a esta altura ya se estaba prendiendo otro pucho. "¿Por qué estas tan segura?" - la desafió. "No se..." - empezó ella, tímida y un poco más humilde - "tengo entendido que los garotos brasileros..." - y se detuvo cuando se dio cuenta que se estaba mordiendo el labio inferior. Y yo, luego de semejante homologación hombre-vegetal y roja como un tomate, me fui de la verdulería sin comprar nada.

No hay comentarios.: